Como o Lula é notícia lá fora – 5
El mejor amigo de Bush
Pedro Fuentes
Contrastando con la “acogida” que tuvo en Argentina, Bush salvó las apariencias de su incursión en el continente con el encuentro con Lula. Los sectores de la izquierda que continúan defendiendo que la política internacional de Lula es progresista, deben reflexionar sobre las opiniones del presidente estadounidense sobre el presidente de Brasil. La confianza depositada por Bush en Lula es tan grande como el odio que tiene por Chávez. No se trata de una cuestión de afectos personales.
Bush demuestra su aprecio a quien envió tropas a Haití, a quien – junto con el club de “Amigos de Venezuela” y la OEA – intentó colocar a Chávez en una situación delicada. Lula, el mismo que criticó a Kitchner por la renegociación de una parte de la deuda externa y que mantiene el récord mundial del pago de intereses de la deuda externa: 299 mil de millones de reais, 130 mil de millones de dólares, pagos desde enero de 2003 hasta setiembre de 2005.
Bush cuenta con el gobierno de Lula como el más apto para intentar controlar la tempestad desencadenada en el continente. Existe una profunda lógica en esta conducta. Lula representa fielmente los intereses de la burguesía brasileña que tiene relaciones estructurales e históricas con la estadounidense.
Desde la segunda mitad del siglo XX y especialmente durante la dictadura militar, los Estados Unidos se apoyaron en Brasil para amortiguar la situación creada en el continente después de la revolución cubana. Desde entonces, el imperialismo yanquee aceptó que la burguesía aplicara en la región una política con elementos de “subimperialismo” en relación a otros países latinoamericanos.
Por eso, está totalmente fuera de la realidad la idea de que Lula tenga una posición en el campo antiimperialista de Chávez, que aplica una política con fuertes elementos progresistas ante el imperialismo.
“Hugo Chávez estuvo a punto de hacer naufragar la Cumbre de Brasilia, celebrada el 30 de setiembre, para poner en marcha la CSN (Comunidad Sudamericana de Naciones) al negarse a firmar la declaración protocolar. Chávez criticó la estructura institucional por repetir las fórmulas fracasadas del MERCOSUR y de la Comunidad Andina de Naciones y sostuvo en el estilo directo y franco que lo caracteriza, que por ese camino la integración regional sería solamente “en el año 2200”. (Argenpress)
La burguesía brasileña es hábil al utilizar el contexto político latinoamericano para favorecer sus intereses y fortalecerse como exportadora en el mercado mundial. Brasil, junto al grupo de los 20 – de los cuales son pocos los países latinoamericanos – está consiguiendo la anulación de los subsidios agrícolas de Europa y de los Estados Unidos.
Pero esta política está bien lejos de los programas de integración latinoamericana en el terreno político y comercial. La abolición de los subsidios no es una política para integrar Latinoamérica y enfrentar al imperialismo, ella defiende el agronegocio, las grandes empresas de la soja y las agroindustrias, muchas integradas visceralmente a las multinacionales imperialistas – por otro lado – enfrenta a los campesinos europeos, que con su movilización defienden esos subsidios.
La crisis del MERCOSUR es otro ejemplo de las diferencias entre la política del gobierno venezolano y las de los gobiernos de Brasil y Argentina. El MERCOSUR vive en crisis desde su inicio. Los enfrentamientos entre la burguesía brasileña y argentina fueron permanentes en relación a los impuestos sobre calzados, arroz, electrodomésticos, etc.
Esas dificultades demuestran la incapacidad de las burguesías nativas de establecer un acuerdo de intercambio que funcione, a causa de sus propios intereses, pero también por la dependencia del imperialismo. En este contexto, es imposible llegar a relaciones comerciales aceptables, ellas no pueden ser igualitarias, en la medida en que todo intercambio es visado por el lucro capitalista.
Bush demuestra su aprecio a quien envió tropas a Haití, a quien – junto con el club de “Amigos de Venezuela” y la OEA – intentó colocar a Chávez en una situación delicada. Lula, el mismo que criticó a Kitchner por la renegociación de una parte de la deuda externa y que mantiene el récord mundial del pago de intereses de la deuda externa: 299 mil de millones de reais, 130 mil de millones de dólares, pagos desde enero de 2003 hasta setiembre de 2005.
Bush cuenta con el gobierno de Lula como el más apto para intentar controlar la tempestad desencadenada en el continente. Existe una profunda lógica en esta conducta. Lula representa fielmente los intereses de la burguesía brasileña que tiene relaciones estructurales e históricas con la estadounidense.
Desde la segunda mitad del siglo XX y especialmente durante la dictadura militar, los Estados Unidos se apoyaron en Brasil para amortiguar la situación creada en el continente después de la revolución cubana. Desde entonces, el imperialismo yanquee aceptó que la burguesía aplicara en la región una política con elementos de “subimperialismo” en relación a otros países latinoamericanos.
Por eso, está totalmente fuera de la realidad la idea de que Lula tenga una posición en el campo antiimperialista de Chávez, que aplica una política con fuertes elementos progresistas ante el imperialismo.
“Hugo Chávez estuvo a punto de hacer naufragar la Cumbre de Brasilia, celebrada el 30 de setiembre, para poner en marcha la CSN (Comunidad Sudamericana de Naciones) al negarse a firmar la declaración protocolar. Chávez criticó la estructura institucional por repetir las fórmulas fracasadas del MERCOSUR y de la Comunidad Andina de Naciones y sostuvo en el estilo directo y franco que lo caracteriza, que por ese camino la integración regional sería solamente “en el año 2200”. (Argenpress)
La burguesía brasileña es hábil al utilizar el contexto político latinoamericano para favorecer sus intereses y fortalecerse como exportadora en el mercado mundial. Brasil, junto al grupo de los 20 – de los cuales son pocos los países latinoamericanos – está consiguiendo la anulación de los subsidios agrícolas de Europa y de los Estados Unidos.
Pero esta política está bien lejos de los programas de integración latinoamericana en el terreno político y comercial. La abolición de los subsidios no es una política para integrar Latinoamérica y enfrentar al imperialismo, ella defiende el agronegocio, las grandes empresas de la soja y las agroindustrias, muchas integradas visceralmente a las multinacionales imperialistas – por otro lado – enfrenta a los campesinos europeos, que con su movilización defienden esos subsidios.
La crisis del MERCOSUR es otro ejemplo de las diferencias entre la política del gobierno venezolano y las de los gobiernos de Brasil y Argentina. El MERCOSUR vive en crisis desde su inicio. Los enfrentamientos entre la burguesía brasileña y argentina fueron permanentes en relación a los impuestos sobre calzados, arroz, electrodomésticos, etc.
Esas dificultades demuestran la incapacidad de las burguesías nativas de establecer un acuerdo de intercambio que funcione, a causa de sus propios intereses, pero también por la dependencia del imperialismo. En este contexto, es imposible llegar a relaciones comerciales aceptables, ellas no pueden ser igualitarias, en la medida en que todo intercambio es visado por el lucro capitalista.
Esta notícia não saiu aqui.
Reparem como o Lula é tratado.
Este é mais outro exemplo de que o que aqui se comenta sobre o prestígio do Lula lá fora, é totalmente falso.
Lá fora, especialmente na América Latina, o Lula não passa de um capacho dos interesses americanos. Tem fama de ser um vendido e, claro, um sujeito sem caráter que prometeu muito e não cumpriu nada.
É lamentável que aqui sejamos também enganados no que diz respeito à tão decantada fama de estadista do Lula que a imprensa brasileira nos empurra olhos a dentro.
E o Lula ainda fala mal do jornalismo brasileiro. Pura tática para boi dormir. Dá nojo ser brasileiro!!!
Reparem como o Lula é tratado.
Este é mais outro exemplo de que o que aqui se comenta sobre o prestígio do Lula lá fora, é totalmente falso.
Lá fora, especialmente na América Latina, o Lula não passa de um capacho dos interesses americanos. Tem fama de ser um vendido e, claro, um sujeito sem caráter que prometeu muito e não cumpriu nada.
É lamentável que aqui sejamos também enganados no que diz respeito à tão decantada fama de estadista do Lula que a imprensa brasileira nos empurra olhos a dentro.
E o Lula ainda fala mal do jornalismo brasileiro. Pura tática para boi dormir. Dá nojo ser brasileiro!!!